El G7 publica investigación exhaustiva sobre el impacto de las criptomonedas estables
Un grupo de investigación del G7 —un grupo conformado por siete países con gran peso político y económico a nivel global— ha publicado hoy su investigación sobre el impacto de las criptomonedas estables y cómo podrían contribuir a que la banca no pierda el control del dinero en el mundo. En el informe se critica a la criptomoneda líder, el bitcóin, alegando que la divisa digital ha fracasado en su intento de proveer un medio atractivo y confiable de pagos o de almacenamiento de valor. Asimismo, se mencionan los riesgos relacionados con Libra, el proyecto de criptomonedas de Facebook.
Las grandes economías confirman la guerra contra las criptomonedas, pero reconocen deficiencias del sistema financiero actual
Un grupo de investigadores y expertos del G7 ha publicado hoy, en conjunto con el Banco de Pagos Internacionales (BPI), un exhaustivo informe que evalúa el impacto de las divisas digitales estables. Este tipo de monedas digitales utilizan los beneficios de las tecnologías descentralizadas (como la blockchain) para proveer elementos robustos de seguridad, rendimiento, descentralización, abaratamiento de costes por transacción, entre otros. Así, el Grupo de los Siete ha decidido armar un grupo de trabajo, liderado por Benoît Cœuré, miembro de la junta directiva del Comité Ejecutivo del Banco Central Europeo.
La iniciativa responde a las múltiples limitaciones que tiene el sistema financiero actual, donde permanecen soluciones arcaicas que no van en la línea con la globalización. En particular, mencionan dos fallas principales: «la falta de acceso universal a los servicios financieros para un gran porcentaje de la población mundial y un sistema ineficiente de pagos transfronterizos». Este último ha sido un problema abordado por criptomonedas como el XRP de Ripple o el Lumen de Stellar. Sin embargo, el grupo de trabajo asignado por el G7 ha hecho una dura crítica a las criptomonedas tradicionales, asegurando que —por el momento— han fracasado en su objetivo.
«La primera ola de criptoactivos, de los cuales el más conocido es Bitcoin, hasta ahora han fracasado en proveer un medio atractivo y confiable de pagos o de almacenamiento de valor. Han sufrido de precios sumamente volátiles, límites de escalabilidad, interfaces de usuario complicadas y problemas de gobernanza y regulación».
Así, califican a estos instrumentos como activos meramente especulativos y útiles para «ciertos inversores» que están involucrados en actividades ilícitas.
Sobre libra y el potencial de las «stablecoins»
En el informe, destaca la imperativa necesidad de que las instituciones pertinentes creen alternativas para el sistema financiero actual. Pese a la profunda crítica al mercado de las criptodivisas, algunos podrían inferir que el texto muestra que las grandes economías ya les consideran una amenaza.
«Los ministerios de finanzas, los bancos centrales y los cuerpos de establecimiento de normativas como el CPMI y organizaciones internacionales relevantes deben continuar sus esfuerzos para promover sistemas de pago menos costosos, más confiables y más rápidos tanto para propósitos locales como transfronterizos».
El informe exhorta a las instituciones a crear planes de trabajo, cuyas recomendaciones iniciales están planteadas en el informe. A pesar de que las divisas digitales estables podrían ser consideradas como una de las soluciones para enfrentar algunos de esos problemas, el grupo considera que siguen enfrentado varios retos, especialmente en el marco regulatorio. En el informe se hace referencia a sistemas existentes como Tether y Paxos, pero también se hace mención a Libra, el controversial proyecto ‘cripto’ de Facebook. En relación con el lanzamiento de este grupo de stablecoins, el grupo se mantiene en consonancia en que «debe ser garantizada una evaluación exhaustiva de los baches regulatorios antes del potencial lanzamiento de una divisa digital global».
El informe concluye que la coordinación internacional podrá sortear más fácilmente la solución para aprovechar los beneficios tecnológicos recientes y conseguir resultados de forma más rápida y eficiente. Se enfoca en que los organismos competentes aclaren los regímenes regulatorios y políticas aplicables a las stablecoins. Sin embargo, se observa una clara inclinación a que su emisión esté controlado por autoridades centrales, rompiendo con la naturaleza de descentralización esencial que ofrecen las criptomonedas.